Ayer, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Banco Central Europeo, una de las medidas estrellas que se presentó fue los tipos negativos de depósito , cobrando un 0.1% a los bancos por depositar su dinero en las cuentas del Banco Central. Por ejemplo, la banca española tiene unos 2000 millones de euros depositados en el banco central.
Supongo que el objetivo del banco central es poner a funcionar la polea de la transmisión de la política monetaria que parece ser que está bastante rota. Problema aparte, es pensar si existe una demanda solvente de crédito y que el sistema financiero no se meta otra vez en la barra libre de préstamos.
Sin embargo, a mi me gustaría ir un poco más allá, proyectando esta nueva idea a la relación entre banca comercial y los ahorradores: Se está dando todo tipo de facilidades para funcionar cada vez más sin efectivo. Un ejemplo, es el control del máximo dinero que se puede usar para una transacción en efectivo - siempre con la excusa del fraude -. Pero, ¿qué ocurrirá cuando todos los medios de pagos sean electrónico?. El escenario que me planteo - no sé si será una pesadilla - es que llegado un momento de crisis y si los Estados quieren aplicar políticas de demanda, imponga una tasa negativa a los depósitos que existan en los bancos, con la esperanza de que la gente gaste su dinero al ver que lo va perdiendo conforme pase el tiempo. Es decir, penalizar el ahorro.
No sé si será economía ficción, pero reconozco que es un escenario que me produce mucha intranquilidad. Eso sin entrar, en las posibilidades de control por parte de diversos agentes que pueden aparecer.
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