Uno de noviembre de 1755, Día de todos los Santos. Entre las 9 y las 10 de la mañana, en el Atlántico, se produce un terremoto que puede estimarse en 9 en la escala de magnitud de momento. Lisboa quedó destruida por el terremoto cuya duración se estima entre tres y seis minutos. Después, un incendio devoró la ciudad durante cinco días. Pero lo peor está por llegar: tras unos cuarenta minutos tres tsunamis de entre seis y veinte metros, engullen Lisboa y toda la costa atlántica de la Península Ibérica y el Norte de África.
Para hacernos una idea de la magnitud de los tsunamis que arrasaron la costa, el Pacific Tsunami Warning Center, dependiente de la NOAA, realizó una simulación de la propagación de las olas causadas por el tsunami. La zona roja del vídeo corresponde a olas de una altura mayor a tres metros. Se dice que en Cádiz las olas alcanzaron una altura de 12 metros y que en la costa onubense alcanzaro alturas similares, arrastrando barcos tierra adentro.
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