Desde mi punto de vista, uno de los principales problemas que tiene el Estado español es que sus ciudadanos no somos demasiado conscientes de lo que cuesta. Hablamos de servicios gratuitos o de derechos, pero pocas veces nos paramos a pensar que los mismos tienen un coste que debe ser sufragado a través de impuestos. Se tiene la errónea creencia de que el Estado es una teta de la cual se puede mamar de manera indefinida y que jamás se quedará sin recursos y que por lo tanto puede ofrecer derechos, subvenciones o servicios a coste cero.
Pero esto no es real. Para que el Estado pueda financiarse y ofrecer dichos servicios debe de recaudar impuestos o emitir deuda (que son los impuestos del futuro). Esto que resulta bastante obvio parece que no encaja en la cosmovisión de muchos de los españoles: se quieren servicios públicos pero no se quiere ni pagar deuda ni que haya demasiados impuestos. Es más, parece como si esos recursos los tuviese que aportar otros, que se suelen etiquetar como los ricos.
Sería interesante hacer un pequeño ejercicio, imaginaros que se cambia la legislación para que:
- Ningún precio de un bien o servicio tuviese el IVA incluido.
- Los bienes o servicios sujetos a impuestos especiales como la gasolina, el tabaco, el alcohol o la energía no tiene en el precio estos impuestos especiales.
- Las empresas no retienen el IRPF ni la seguridad social. Eres tú el encargado de presentarlo a Hacienda cada mes o una vez al año cuando se realiza la declaración de renta.
Cuando se realiza una compra, se pasa a cobrar los correspondientes impuestos, de tal manera que queda perfectamente claro cual es cada concepto. Sólo entonces, empezaremos a darnos cuenta de verdad de cual es el coste del Estado. Me gustaría ver la cara de la gente cuando se da cuenta que sus facturas de luz, casi un 50% son impuestos y en los combustibles lo mismo. Que de casi cualquier cosa que compre, pagas un 21% de IVA.
Si, se puede argumentar que normalmente en los tickets de la compra viene la cantidad de IVA que has pagado, pero si los precios ya incluyen el impuesto la gente no suele darse cuenta de ese detalle. De nada sirve iniciativas como estado limitado, los artículos en periódicos que hablan de tal o cual subvención o las webs que se dedican a mirar el BOE para saber en qué se gasta el dinero, porque al final, esa información sólo la leemos aquellos a los cuales nos interesa, por no hablar del periodismo de trinchera practicado en España donde se ve la subvención ajena por pequeña que sea y no la propia.
A muchos políticos, jueces y comunicadores se les llena la boca con la palabra transparencia. Pues la primera medida que deberían adoptar es reclamar que la gente sea consciente del coste de los servicios y de lo que paga para que los tenga. Lo que no es de recibo es que se siga pensando que el dinero público no es de nadia o que se tiene derecho a tal o cual subvención cuando lo que estás recibiendo por un lado lo estás pagando por otro (¿nadie recuerda lo de los 400 euros?)
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