Nos desviamos hacía la localidad costera de San Vicente de la Barquera, para visitar su casco antiguo. Aparcamos el coche, y subimos por la calle que discurre paralala a los restos del Castillo del Rey:
Castillo del Rey, San Vicente de la Barquera
Este castillo data del siglo XIII, en buen estado de conservación, llegando incluso a estar habitada una de sus estancias, que sirve de centro cultural donde se realizan exposiciones.
San Vicente está situado en una lengua de tierra flanqueada por la ría del mismo nombre, la desembocadura del río Escudo atravesado por el puente de la Maza, del siglo XV. El otro lado de la ría recibe el nombre de Brazo Mayor.
Brazo Mayor, ría de San Vicente de la Barquera
Continuamos nuestro paseo por el casco antiguo y nos acercamos a la puerta de la Barrera o de Santander, una de las antiguas puertas de acceso a la villa. Esta puerta está defendida por la Torre del Preboste
Puerta de la Barrera o de Santander,San Vicente de la Barquera
La torre defensiva que se levanta junto a la puerta, llamada del Preboste, fue la sede del funcionario encargado de la recaudación de impuestos, más tarde se convirtió en la cárcel de la villa.
Torre del Preboste,San Vicente de la Barquera
Continuando la subida por la calle, llegamos a la explanada donde está construida la Iglesia de Santa Mª de los Angeles. De estilo románico en su origen, data del siglo XII. Fue mandada a construir por Alfonso VIII de Castilla. Posteriormente se reconstruyó con estilo gótico, aunque conserva todavía parte de su origen románico en las portadas sur y oeste.
Detalle de la Iglesia de Santa Mª de los Angeles,San Vicente de la Barquera
En la zona sur de la explanada, está la puerta del Peregrino, por la cual entraban aquellos que iban hacía Santiago de Compostela por la antigua ruta de la Costa
Puerta del Peregrino, San Vicente de la Barquera
De vuelta al coche, cruzamos el llamado puente nuevo, para visitar el cercano Santuario de la Barquera. Esta situado cerca de la bocana del puerto, y según la tradición, sobre el lugar donde se apareció la Virgen de la Barquera, patrona del municipio. En honor a estos hechos se celebran las fiesta de La Folía.
De vuelta a la ruta decidimos pasarnos por Comillas. Aparcamos el coche por el centro y fuimos a comer, puesto que se nos había hecho bastante tarde. Después de la comida queríamos visitar la Universidad Pontificia de Comillas, pero estaban de obras en el campus, así que nos quedamos con las ganas. De igual manera, tampoco pudimos visitar Capricho de Gaudí, puesto que actualmente el edificio es un restaurante que cerraba los Lunes.
A pesar de ser relativamente tarde y tener que marcha a Madrid, todavía nos dio tiempo a hacer una visita relámpago a Santilla del Mar. Dejamos el coche en unos aparcamientos situado en el exterior del casco antiguo, y nos dimos un agradable paseo por su casco medieval.
En el caso antiguo destaca varias construcciones, empezando por la Colegiata de Santa Juliana, una de las joyas del románico cántabro.
Detalle del campanario original de la Colegiata - el cuerpo redondo -
La Colegiata se construyó como ampliación del antiguo monasterio que existía en el lugar, del cual conserva algunos elementos. A lo largo de su historia fue recibiendo añadidos hasta su forma actual. No pudimos visitar el interior, puesto que los lunes no abría.
Los edificios situados alrededor de la colegiata también son muy interesantes. Por ejemplo podemos ver la casa de los Quevedo y Cossio, con los escudos heráldicos sobre la fachada. Esta construcción data de finales del siglo XVII.
Casa de los Quevedo y Cossio, Santillana del Mar, Cantabria.
Otro edificio singular de la zona es el Palacio de Velarde, edificado a mediados del siglo XVI, de estilo renacentista.
Después de la breve visita, nos paramos enfrente de una tienda que vendía los tradicionales sobaos de la región, situado enfrente del antiguo abrevadero de la plaza donde está la Colegiata. Luego, de vuelta a Madrid, tras el magnífico fin de semana
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