martes, febrero 19, 2013

Un fin de semana por la costa cántabra (III)


Amaneció despejado el último día de nuestro viaje. Tras desayunar y recoger las maletas, nos pusimos de nuevo en camino en dirección a tierras asturianas. Nuestro plan era pasar por Covadonga, comer por la zona, luego ir a Cangas de Onís para comprar algunos quesos asturianos, para poner por fin rumbo a Madrid.

Atrás quedaban las tierras cántabras, no habiendo podido visitar pueblos tan bonitos como San Vicente de la Barquera o Santilla del Mar, cosa que si habíamos hecho en otra ocasión anterior. No dieron para mucho más los tres días, y a pesar del radiante sol que invitaba a dar un paseo por cualquiera de los dos pueblos, sabiendo que nos quedaba un largo trecho hasta Madrid, pusimos rumbo a poniente para buscar la A8 con dirección a Unquera, con la idea de ir hasta Panes, para desde allí adentrarnos en el Parque Nacional de Picos de Europa con dirección hacia Cangas de Onís.

La carretera que une Panes con Cangas de Onís, la AS-114, serpentea paralela al río Cares hasta llegar al Concejo de Cabrales, donde se elabora el famoso queso azul. Ya en el concejo, tras pasar la población de Poo de Cabrales, hicimos una pequeña parada en el mirador del Pozo de la Oración, lugar desde el cual se puede divisar una de las cimas míticas de la Cordillera Cantábrica, el Naranjo de Bulnes o Pico Urriellu.

Condición necesaria es que haya un día despejado, cosa que no pasó, como pueden apreciar en la siguiente fotografía. La complemento con otra tomada hace unos años para que vean cual es la vista cuando las cimas no están cubiertas de nubes


El macizo del Naranjo de Bulnes totalmente cubierto por las nubles, desde el Mirador del Pozo de la Oración

Picu Urrielu, el Naranjo de Bulnes, desde el Mirador del Pozo de la Oración

Una vez que llegamos a Cangas, tomamos la carretera con dirección al Santuario de Covadonga para visitarlo. Justo antes del Santuario, arranca la carretera que sube a los Lagos de Enol. Habiendo subido varias veces hasta los mismos y sabiendo que había nieve en las cumbres, no pudimos sino pensar como podría ser la subida en esta época. Reconozco que me encantaría un buen día de invierno tras una nevada subir a fotografiar los Lagos, porque si ya uno disfruta de los paisajes de la zona, verlo cubierto por un manto de nieve debe ser sencillamente espectacular.

Tras la visita al Santuario, nos fuimos a comer a uno de los muchos restaurantes que bordean la carretera entre Cangas de Onís y Covadonga. Nos paramos en el mismo sitio de siempre, y haciendo honor a mi tradición volví a cometer el error de pedir un cachopo que no hubo pantalones de acabarse dado su tamaño. Parece que cada año que paro en el mismo sitio, la ración ha crecido un par de centímetros ...

Desde el aparcamiento del restaurante donde comimos tomé la siguiente foto de la Basílica de Santa María la Real de Covadonga


Basilica de Santa Maria la Real de Covadonga

Nuestra estancia en tierras asturianas iba llegando a su fin. Tras una breve parada en una de las muchas tiendas de productos típicos asturianos situada en la Avenida de Covadonga en Cangas de Onís, para cargar nuestras alforjas con unas fabes y un buen surtido de quesos asturianos, la peral, gamoneu, ahumado de Pría, so sí, con dos exquisitos intrusos de estas tierras como el cantábro Tres Visos y el leonés Azúl de Valdeón, ya para poner rumbo a Oviedo y de ahí a Madrid por la ruta de la Plata.

Un descubrimiento que he hecho en este viaje es la web del Instituto Geográfico Nacional, la cual me ha permitido buscar los nombres de diversos toponimos de la zonas que he ido visitando. No dudo que la información de Google maps sea completa, pero reconozco que me gustan mucho más la información que me ofrecen los mapas que ofrece el instituto.


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