Hace unos días leía una curiosa noticia en Ars Tecnica: Tesla había aumentado el rango de ciertos vehículos de su modelo 60D de manera temporal y sin coste para que pudiesen salir de la zona del huracan Irma en el Estado de Florida. ¿Por qué?. Porque en realidad esos vehículos venían equipados con baterías de 75 kwh pero por software están capadas a 60 kwh. Previo pago de la correspondiente licencia (2000 dólares), Tesla te desbloquea esa capacidad. Es probable, que , una vez pasado el hurancán, una nueva actualización de software deje de nuevo las bataría cargar hasta los 60 Kwh.
Este es un modelo de negocio del que oí hablar por primera vez hace años en el mundo de los mainframes de IBM: El hardware que te ponía IBM era el mismo pero en función de lo que se pagara de licencia, se podía aprovechar a completo o solo una parte de él. Probablemente, veamos este modelo de negocio, tan común por otra parte en el mundo de la TI extenderse.
Pero quizás, lo que más me llama la atención es el grado de monitorización que puede tener Tesla sobre los coches que ha vendido. Por una parte, es bueno que llamen a casa para poder mandar información de diagnóstico sobre el estado general del coche y permita avisar a sus usuarios. Por otra parte, imaginad la cantidad de información que puede recoger Tesla de la conducción de sus coches. Una auténtica mina. Y desde mi punto de vista, al menos en EEUU, el tablero del coche es un lugar donde se puede mostrar publicidad. Y si hay algo que las grandes tecnológicas nos han enseñado estos últimos años, es que su auténtico valor añadido está en los datos que recoje y procesa. Se avecinan tiempos muy interesantes para temas de privacidad.
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