No deja de ser curioso hasta que punto la sociedad catalana ha sido corrompida por el nacionalismo más xenófobo. La publicación Abecedari de la independència, en el año 2014, es un ejemplo de ello: para enseñar a los niños las letras, se usan términos del imaginario independentista. Supongo, que como muchas otras cosas de los separatistas, no se le dio la suficiente importancia a su debido tiempo, aunque algunos ciudadanos denunciaban con resistencia numantina lo que estaba pasando con la educación en Cataluña.
En la mejor línea de la dictadura franquista, la editorial describe el libro así - negritas mías -:
Lo más divertido es que pertenece a la colección Tradicions: supongo, que en el fondo, hay detrás de todo esto un fuerte rechazo a la la sociedad abierta, donde el pluralismo y la diversidad de opiniones existen. Una sociedad así no tiene cabida ninguna en la Cataluña separatista. De pretender ser una de las regiones más modernas y abiertas de Europa - aunque en realidad, eso es el mensaje averiado que hemos comprado muchos -, a una de las más reaccionarias de la mano del separatismo identitario, probablemente siendo Barcelona, la única excepción a esto.
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