El protocolo establece que se sancionarán a aquellos países firmantes que emitan más de la referencia (del año 1990) y no reduzcan sus emisiones. Estos países pertenecen al mundo desarrollado, mientras que de momento, se deja vía libre a los países en vías de desarrollo para que emitan lo que quieran, o bien, que no lo emitan y vendan esos derechos de emisión a otros países. Este es un punto del protocolo de Kioto, que lo convierte en un mercado persa.
Siempre he pensado que la venta de esos derechos va a repotar pingües beneficios a países que no van a querer industrializarse, y en especial a aquellos con sistemas políticos más que dudosos, que van a ver en estos derechos una nueva manera de enriquecer a la casta política local y no va beneficiar en absoluto a los habitantes de los mismos.
Además, es muy interesante la anotación del blog de Antón, como es un negocio redondo para Rusia:
El gran beneficiado es Rusia, que no sólo vende el gas al precio que le conviene, sino que además cobra por vender los derechos de emisión de CO2 que le sobran. Los japoneses, muy formales, negocian un trato para comprárselos (ver aquí). Le sobran porque el año de referencia para la reducción porcentual de emisiones es 1990. Entonces toda la industria obsoleta y pesada de la URSS emitía mucho CO2 y a comienzos de 2008 emite bastante menos.
Interesante matiz el que apunta Anton. Pero sospecho, que será la política a seguir por otros países en la misma circunstacias: te venden el combustible y el derecho a poderlo usar, puesto que ya con eso, ¿qué necesidad de industria van a tener?.
Por último, comentar que según diversas encuentas, los españoles nos preocupamos mucho del medioambiente y del cambio climático. Sin embargo las estadísticas de red eléctrica parecen indicar lo contrario. Una subida de cerca del 7% en el consumo eléctrico durante el mes de Febrero, un mes que no ha sido especialmente frío en España.
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