El pasado viernes, en la enésima cumbre europea para intentar arreglar la economía que los políticos europeos se han cargado, Alemania, Francia, Italia y España han presentado un plan para gastar 130.000 millones de euros en políticas de crecimiento.
Un plan E gigante que probablemente tenga las mismas consecuencias que el español: un gasto inutil de dinero en infraestructuras - porque es probable al final todo será obra pública - que luego habrá que mantener a través de todo tipo de impuestos por su uso, tal como estamos viendo ahora en España con parte de las autovías donde el gobierno baraja todo tipo de peajes para cobrar por su mantenimiento - como si no recaudaran bastante por impuestos sobre combustibles y matriculación -.
Pero lo peor es que nadie ha aprendido nada de Japón, el estallido de su burbuja inmobiliaria y los diferentes planes de gasto público que se pusieron en marcha:
In the end, say economists, it was not public works but an expensive cleanup of the debt-ridden banking system, combined with growing exports to China and the United States, that brought a close to Japan’s Lost Decade. This has led many to conclude that spending did little more than sink Japan deeply into debt, leaving an enormous tax burden for future generations.
Es por no hablar del desastre que ha sido el famoso Plan E español para relanzar la economía tras gastar algo más del 1% del PIB.