Finales de septiembre, La Antilla. Después de comer, decidimos ir a darnos una vuelta a Portugal,a Vila Real de Santo António. Tras incorporarnos a la autopista, se me ocurre, ¿por qué no subimos a Santa Catalina?. La Mina como nos gusta llamarla en mi familia. Sino me fallaba la memoria, debía hacer tres o cuatro años que no iba por la zona. Total, que nos animamos, salimos de la autopista dirección Villablanca, continuando hacia San Silvestre. Una vez que dejas la zona de la costa, pasando Villablanca entras en esa zona de la provincia de Huelva que es el Andévalo: Tierra de minas, dehesas donde se engorda al cerdo ibérico, poca agricultura - la tierra da para lo que da -, actividad cinegética, ... Mientras voy en el coche, me vienen imágenes de aquella carretera veinticinco años atrás y como ha cambiado todo esta última década.
Llegando a San Silvestre de Guzmán, decido ir por la carretera que lleva a Sanlúcar del Guadiana, para continuar hacía El Granado y de allí a Santa Catalina. La carretera de buen asfalto, pero llena de curvas, transcurre por dehesas de encinas, con poquísimo tráfico. Disfruto de un paisaje que hacía unos años que no veía. Una vez en el Granado, cojo la antigua carretera que lleva a la Mina. La construcción del Puente sobre el río Chanza uniendo el Granado con la localidad portuguesa de Pomarão hizo que arreglaran la carretera. Nada que ver con el camino mal asfaltado que era antes.
El pequeño caserío de Santa Catalina - cuarteles - está situado sobre la antigua mina de manganeso, en la falda de una colina. Todavía se puede trepar un poco, hasta el punto más alto desde donde se disfruta de una vista maravillosa de la zona, pudiéndose distinguir el castillo de Sanlúcar del Guadiana, el propio río encajonado entre las colinas o el pequeño pueblo de Mesquita en Portugal, un paisaje que a mi me trae gratos recuerdos de mi niñez. Estuve un rato sentado en lo alto de las peñas, disfrutando del paisaje, la luz del atardecer y el sonido de la berrea
Aproveché el rato para hacer algunas fotos de la zona que os dejo
El viejo eucalipto. Su tronco central lo talaron hace bastantes años, pero volvió a crecer. Justo cuando la carretera desde el Granado baja hacía el cruce del Puerto de La Laja se distingue. Es una imagen que tengo grabada de mi niñez, como buscarlo cuando iba a visitar a mis abuelos.
El Guadiana, escondido entre colinas.
Esta última foto es para mi especial. Está tomada desde lo alto de la colina, el lugar a donde mi padre le gustaba subir de niño. No puedo dejar de pensar en lo que tenía que ser allí la vida durante la década de los cincuenta. El mineral se llevaba desde allí en mulas hasta el Puerto de la Laja. El pueblo más cercano, el Granado, a siete kilómetros por un camino de mulas. Huertos y pozo para abastecerse. Ni electricidad ni agua potable, ...
Ya de vuelta a La Antilla, mientras que el eucalipto se escondía entre las colinas caía en la cuenta del día que era, el aniversario del fallecimiento de mi abuelo cuyas cenizas reposan en el cercano caserío de Cañaveral. Casualidades.